Embriología
Como se mencionó previamente, para entender
adecuadamente la génesis de las distintas anomalías congénitas genitales, es
imprescindible manejar, al menos, conceptos y nociones básicas sobre el
desarrollo embrionario normal de estas estructuras.
Determinación sexual se define como el proceso de "compromiso" de
la gónada primitiva, indiferenciada, hacia el desarrollo testicular u ovárico
(gónada específica). Este fenómeno está genéticamente programado, y debe
suceder en un momento crítico de la vida embrionaria.
Diferenciación
sexual se define como el desarrollo de
estructuras genitales fenotípicamente específicas, consecuencia de la acción de
hormonas y factores, estimulantes e inhibitorios, producidos a nivel gonadal,
una vez que la determinación sexual ha ocurrido. En mamíferos, la
diferenciación sexual es "gónada-dependiente" sólo en machos; esto
quiere decir que para que el embrión alcance fenotipo masculino, debe estar
presente el cromosoma Y. A diferencia de esto, en los individuos XX, se
producirá fenotipo femenino independiente de la existencia o no de ovarios.
En los inicios de la gestación, el testículo secreta
dos hormonas claves para la diferenciación masculina, a saber:
- Testosterona: Sintetizada por las
células de Leydig, juega un rol fundamental en la estabilización de los
conductos de Wolff, y su consiguiente diferenciación a ductos deferentes,
epidídimos y vesículas seminales. Además, la dihidrostosterona, producto de la
conversión periférica de la testosterona por la enzima 5&-reductasa tipo
II, es determinante en la masculinización de los genitales externos.
- Hormona anti mülleriana o factor inhibidor
mülleriano (AMH): Es elaborada por las células de
Sertoli testiculares. Induce la regresión de los ductos de Müller en el hombre,
hacia la octava semana de gestación.
Como el ovario fetal no produce testosterona ni AMH,
se produce la regresión de los conductos de Wolff, con persistencia de los de
Müller, que darán origen, posteriormente, a oviductos, útero (cuerpo y cuello)
y vagina. Según diferentes estudios y observaciones, pareciera ser que los
estrógenos no son necesarios para la diferenciación sexual normal.
Todo lo expuesto anteriormente se puede resumir de la siguiente forma:
Teniendo una visión general de esta compleja secuencia
de fenómenos, se pueden predecir, de forma bastante certera, las anomalías
secundarias a la alteración de alguno de los eslabones de la cadena.
- Una falla en la producción de AMH llevará a
persistencia de los conductos Müllerianos, independiente del cariotipo XY
(síndrome de persistencia Mülleriana).
- La ausencia de producción de testosterona o una
resistencia a su acción (síndrome de resistencia androgénica), producirá una
regresión de los ductos de Wolff y, además, los genitales externos tendrán
fenotipo femenino. Si la secreción de AMH es normal, estos individuos también
carecerán de estructuras Müllerianas.
- Alteraciones a nivel de la 5&-reductasa se
manifestarán como una falta de virilización de los genitales externos, con el
consiguiente fenotipo femenino.
- En sujetos XX, la exposición a andrógenos in
utero, como ocurre en la hiperplasia suprarrenal congénita, forma
virilizante, lleva a virilización cloacal; sin embargo, los andrógenos no
testosterona son incapaces de estimular adecuadamente los conductos de Wolff,
por lo cual estos regresan o se desarrollan rudimentariamente.
Respecto específicamente del desarrollo de los
genitales internos femeninos, estos derivan, como ya hemos mencionado, de los
conductos de Müller o paramesonéfricos, los cuales se originan de
invaginaciones del epitelio celómico dorsal, laterales a los ductos
mesonéfricos.
En su porción cefálica, estas estructuras permanecen separadas y abiertas a la cavidad peritoneal, transformándose en las trompas de Falopio u oviductos. Hacia caudal, los ductos se fusionan y canalizan, formando una cavidad única, el futuro útero.
En su porción cefálica, estas estructuras permanecen separadas y abiertas a la cavidad peritoneal, transformándose en las trompas de Falopio u oviductos. Hacia caudal, los ductos se fusionan y canalizan, formando una cavidad única, el futuro útero.
El tubérculo paramesonéfrico, punta distal de los
ductos fusionados, se proyecta dentro del seno urogenital; en este sitio de
encuentro se forma una densa columna celular, conocida como placa vaginal. El
crecimiento de esta estructura separa el útero del seno urogenital, y su
posterior canalización da origen a la vagina. El himen resulta de la
proliferación del epitelio vaginal en su punto de contacto con el seno
urogenital.
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